Dame entendimiento, y guardaré tu
ley, y la cumpliré de todo corazón. (Salmos 119: 34).
Los agradables manantiales del
campo de la revelación tienen la verdad celestial, la paz, y la alegría. Estas
fuentes de gozo son parte de las riquezas para todos los que las buscan. Las
palabras de la inspiración, atesoradas en el corazón, son como corrientes
vitalizadoras que fluyen del río del agua de la vida. Nuestro Salvador oró para
que el intelecto de sus seguidores pudiera ser abierto a la comprensión de las
Escrituras. Donde quiera que se estudie la Biblia con oración, el Espíritu
Santo abrirá la mente al entendimiento de las palabras que leamos. La persona
cuyo discernimiento es iluminado como resultado de abrir la Palabra de Dios,
percibe que debe continuar la búsqueda con mayor diligencia para poder
comprenderla; también descubre que necesita tener un mayor conocimiento de las
ciencias. Entonces siente que fue
llamada para una elevada vocación en Cristo.
Cuanto más estrecha es la
relación con la Fuente de todo conocimiento y sabiduría, tanto más sentirá que
debe hacer otros avances para conseguir mayores logros intelectuales y
espirituales. El abrir la Palabra de
Dios siempre trae como resultado una notable apertura y fortalecimiento de las
facultades del hombre, porque el principio de sus palabras alumbra. Al
contemplar las grandes verdades, la mente se eleva, y los afectos se purifican
y refinan, porque el Espíritu, por intermedio de la verdad de Dios, alienta al
que le falta vigor, estimula sus facultades espirituales, y atrae al creyente a
la atmósfera celestial.
Entonces tome su Biblia y preséntese
delante del Padre celestial, pidiendo: "Ilumíname; enséñame qué es
verdad". El Señor responderá su oración y el Espíritu Santo imprimirá la
verdad en su ser. Al investigar por
usted mismo las Escrituras, fortalecerá su fe. Es de la mayor importancia que
escudriñe en forma regular la Biblia con el propósito de atesorar en su mente
la verdad. Puede llegar a ser privado del compañerismo de otros cristianos, y
puesto donde no tenga el privilegio de reunirse con los hijos de Dios. Por eso, usted necesita guardar en su corazón
los tesoros de las Escrituras, para que cuando se desate la persecución pueda
someter todo a la prueba de la Palabra de Dios.- Bible Echo, 15 de octubre de
1892. 116
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFw6vQ5YVlIonyXAPELBB7Zt
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