Pero Dios nos las reveló a
nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo
de Dios. (1 Corintios 2: 10).
Hay una gran obra que debe
hacerse en nuestros días y no estamos en condiciones de captar la mitad de lo
que Dios desea realizar en favor de su pueblo. Hablamos acerca del mensaje del
primer ángel, y también del segundo, y hasta pretendemos creer que entendemos
algo referente al mensaje del tercer ángel. Sin embargo, no tendríamos que
conformarnos con lo que sabemos.
Nuestras peticiones, mezcladas con fe y contrición, deberían ascender a
Dios para que nos permita comprender los misterios que él está deseoso de dar a
conocer a sus santos. Necesitaríamos entender que, a menos que seamos enseñados
por el Espíritu Santo, nunca podremos comprender bien la Biblia, un libro
sellado hasta para los eruditos que son sabios según su propia opinión.
Jesús sabía bien lo que quería
decir cuando recomendó a sus discípulos que escudriñaran las Escrituras. Investigar quiere decir comparar un texto con
otro, teniendo en cuenta que los asuntos espirituales deben considerarse con
una mente espiritual. No deberíamos sentirnos satisfechos con un conocimiento
superficial. Hay que explorar los tesoros escondidos, que permanecen ocultos
bajo la superficie, del mismo modo como los mercaderes buscan las mejores
perlas. Luz, abundante luz, será la recompensa que les aguarda a los que investigan
la verdad con diligencia.
Pudiendo saber qué es la verdad,
hay muchos que todavía no han descubierto las capacidades de su mente, ni se
esfuerzan por adquirir la experiencia que les permita desarrollar al máximo su
potencial para conocer la verdad. Es imposible que el Espíritu Santo descienda
sobre usted, a menos que sienta la necesidad de recibirlo con un anhelo más
intenso del que ahora tiene. Sepa que ya estamos viviendo en las fronteras del
mundo eterno y, en consecuencia, Cristo vendrá pronto. Todo el cielo está
interesado en el progreso de la obra de preparación de su iglesia para la
venida.
Si alguna vez hubo un pueblo que
necesitó prestar atención al Testigo fiel que aconsejó a la iglesia de Laodicea
a ser celosa y a arrepentirse ante Dios, somos nosotros, quienes hemos recibido
verdades estupendas para este tiempo pero no hemos vivido a la altura de los
privilegios y las responsabilidades que se nos han confiado. Perdimos mucho por
no haber vivido a la luz de las verdades solemnes que profesamos creer.- Review
and Herald, 4 de junio de 1889. 104
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFw6vQ5YVlIonyXAPELBB7Zt
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