Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la
eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y
con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. (Isaías 57: 15).
Todos los que con humildad y con una mente
investigadora desean encontrar orientación en la Biblia, y están determinados a
descubrir los fundamentos de la salvación, sabrán lo que dicen las
Escrituras. En cambio, los que no
manifiestan una disposición para aceptarla, dicho espíritu los alejará de la
investigación. El Señor no transmitirá ningún mensaje a nadie que no le interese
la verdad. No malgasta sus instrucciones en los que están permeados por deseos
irreverentes o contaminados. A fin de neutralizar el buen efecto de la santa
ley de Dios, el tentador educa la mente para que asimile sus sugerencias.
Necesitamos humillar el corazón, y con sinceridad y:
reverencia escudriñar las palabra de vida porque sólo los que tienen una mente
humilde y contrita podrán ver la luz. El corazón, la mente, el ser entero
necesitan estar preparados para recibirla. Debe producirse un silencio interior
para que los pensamientos puedan ser llevados cautivos a Cristo Jesús. La
Palabra de Dios tiene que reprochar el conocimiento jactancioso y la
autosuficiencia.
El Señor está dispuesto a hablar a los que se
presentan delante de él con humildad. En el altar de la oración, y en la medida
en que mediante la fe toquemos el trono de la misericordia, recibiremos de las
manos de Dios la llama celestial que disipará nuestras tinieblas y nos
convencerá de nuestras necesidades espirituales. El Espíritu Santo toma todo lo
que pertenece a Dios y lo revela a los que buscan con sinceridad los tesoros
celestiales. Si permitimos que él nos guíe, nos conducirá a la luz. En la
medida que contemplemos la gloria de Cristo, seremos transformados a su imagen.
Necesitamos tener la fe que obra por amor y purifica a la persona. El corazón
será renovado, y nacerá en nosotros el deseo de obedecer a Dios en todas las
cosas.- Review and Herald, 15 de diciembre de 1896. 112
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFw6vQ5YVlIonyXAPELBB7Zt
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