martes, 30 de julio de 2019

02. EL CONSOLADOR. (I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU).


Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.  (Juan 16: 13).

¿Cómo podremos permanecer fieles si en el día de la prueba no entendemos las palabras de Cristo?  Él dijo: "Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Juan 14:25, 26).  

Es el Espíritu Santo quien nos recuerda las palabras de Cristo.  
En su último discurso, el tema que escogió para presentar ante sus discípulos fue el ministerio del Espíritu Santo.  Abrió frente a ellos una gama muy amplia de verdades.  Debían recibir sus palabras por fe, y el Consolador les haría recordar todas las cosas.

El consuelo que Cristo les impartió mediante esta promesa tiene su fundamento en que la divina influencia estaría con sus seguidores hasta el fin.  Pero su ofrecimiento no es aceptado ni creído por la gente en nuestros días, y la iglesia tampoco lo aprecia ni espera su cumplimiento.  

La promesa del don del Espíritu de Dios se considera como un asunto de poca importancia para ella.  No ha dejado sus huellas en los feligreses y, en consecuencia, los resultados no pueden ser diferentes: sequía espiritual, oscuridad espiritual, decadencia y, por ende, muerte espiritual.  

Asuntos triviales ocupan la mente de los creyentes. 
Sin embargo, la posesión de este poder divino -necesario para el crecimiento y la prosperidad de la iglesia-, traería todas las otras bendiciones de las cuales carece, y que se nos promete en su infinita plenitud.  

Mientras la iglesia se conforme con asuntos de poca importancia, continuará descalificándose para recibir los dones mayores que Dios ofrece. 

¿Por qué será que no tenemos hambre y sed de recibir este regalo del Espíritu Santo, siendo éste una virtud que puede mantener puro el corazón?  

En los designios del Señor, el poder divino debe cooperar con el esfuerzo humano.

Es fundamental que el creyente comprenda el significado de la promesa del Espíritu Santo antes que Jesús venga por segunda vez.  

*Hablen acerca de esto, 
Oren por él, 
Prediquen acerca de él. 

Porque el Señor está más deseoso de conceder el Espíritu Santo que los padres a dar buenas dádivas a sus hijos.   
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
 Review and Herald, 15 de noviembre de 1892. 
RP EGW 13 

jueves, 18 de julio de 2019

01. “LA PROMESA DEL ESPÍRITU” (I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU).


Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.  (Juan 14: 16).

Cuando Cristo dio a sus discípulos la promesa del Espíritu, se estaba acercando al fin de su ministerio terrenal.  A la sombra de la cruz estaba con una comprensión plena de la carga de culpa que estaba por recaer sobre él como portador del pecado.  Antes de ofrecerse a sí mismo como víctima destinada al sacrificio, instruyó a sus discípulos en cuanto a la dádiva más esencial y completa que iba a conceder a sus seguidores; el don de los recursos inagotables de su gracia.

"Y yo rogaré al Padre" -dijo él-,  "y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir porque no le ve, ni le conoce, pero vosotros lo conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros" (Juan 14: 16, 17).  El Salvador estaba señalando de antemano el tiempo cuando el Espíritu Santo, como su representante, vendría para realizar una obra poderosa.  El mal que se había estado acumulando durante siglos, habría de ser resistido por el divino poder del Espíritu Santo...

La promesa del Espíritu Santo no se limita a ninguna edad ni raza.  Cristo declaró que la influencia divina de su Espíritu estaría con sus seguidores hasta el fin.  Desde el día de Pentecostés hasta ahora, el Consolador ha sido enviado a todos los que se han entregado plenamente al Señor y a su servicio.  A todo el que ha aceptado a Cristo como su Salvador personal, el Espíritu Santo ha venido como consejero, santificador, guía y testigo.  

Cuanto más cerca de Dios han andado los creyentes, más clara y poderosamente han testificado del amor de su Redentor y de su gracia salvadora.  Los hombres y mujeres que a través de largos siglos de persecución y prueba gozaron en sus vidas de una medida de la presencia del Espíritu, se destacaron como señales y prodigios en el mundo.  Revelaron ante los ángeles y los hombres el poder transformador del amor redentor.
 Los hechos de los apóstoles, pp. 39, 40. RP EGW  12

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU (ENLACES).


01. NACIDOS DE NUEVO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/05/01-nacidos-de-nuevo-ii-transformados.html
02. ELEGIDOS PARA LA SALVACIÓN. https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/02-elegidos-para-la-salvacion-ii.html
03. UN TEMPLO PARA EL ESPÍRITU. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/03-un-templo-para-el-espiritu-ii.html
04. PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/04-participantes-de-la-naturaleza.html
05. ARCILLA EN MANOS DEL ALFARERO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/05-arcilla-en-manos-del-alfarero-ii.html
06. HUESOS SECOS VIVIFICADOS. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/06-huesos-secos-vivificados-ii.html
07. FORTALECIMIENTO INTERIOR. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/07-fortalecimiento-interior-ii.html
08. RESTAURACIÓN DE LA IMAGEN DIVINA. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/08-restauracion-de-la-imagen-divina-ii.html
09. UN CORAZÓN NUEVO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/06/09-un-corazon-nuevo-ii-transformados.html
10. SANTIFICAClÓN DE LOS LABIOS.
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/05/10-santificaclon-de-los-labios-ii.html
11. UNA MENTE RENOVADA. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/05/11-una-mente-renovada-ii-transformados.html
12. CRUCIFIXIÓN DEL YO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/05/12-crucifixion-del-yo-ii-transformados.html
13. TRANSFORMACIÓN DEL PENSAMIENTO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/05/13-transformacion-del-pensamiento-ii.html
14. TRANSFORMACIÓN DE LOS GUSTOS. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/05/14-transformacion-de-los-gustos-ii.html
15. SOMETER AL TEMPERAMENTO. https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/05/15-someter-al-temperamento-ii.html
16. ORGULLO QUEBRANTADO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/07/16-orgullo-quebrantado-ii-transformados.html
17. LIMPIANDO LA CASA. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/07/17-limpiando-la-casa-ii-transformados.html
18. UN CARÁCTER SEMEJANTE A CRISTO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/08/18-un-caracter-semejante-cristo-ii.html
19. CON LA MENTE DE CRISTO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/09/19-con-la-mente-de-cristo-ii.html
20. PERMANECER EN ÉL. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/09/20-permanecer-en-el-ii-transformados.html
21. CONTÉMPLALO A ÉL. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/09/21-contemplalo-el-ii-transformados-por.html
22. COMPLETOS EN ÉL.  https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/09/22-completos-en-el-ii-transformados-por.html
23. DESCANSO EN ÉL. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2018/09/23-descanso-en-el-ii-transformados-por.html
24. HECHOS A SU IMAGEN. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2019/01/24-hechos-su-imagen-ii-transformados.html
25. COOPERAR CON EL ESPÍRITU. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2019/01/25-cooperar-con-el-espiritu-ii.html
26. LIBRE DE LA MALDIClÓN DEL PECADO. 
https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2019/07/26-libre-de-la-maldiclon-del-pecado-ii.html
27. SANTIFICADOS, MAS NO SIN PECADO. https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2019/07/27-santificados-mas-no-sin-pecado-ii.html
28. CRECIMIENTO CONTINUO. https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2019/07/28-crecimiento-continuo-ii.html
29. VICTORIA PASO A PASO. https://saludfisicoespiritual.blogspot.com/2019/07/29-victoria-paso-paso-ii-transformados.html

AUDIO

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29. VICTORIA PASO A PASO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

 
 
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. (1 Corintios 9: 26, 27).
Dios conduce a su pueblo paso a paso.  La vida cristiana  es una marcha y una batalla. En esta guerra no hay tregua. El esfuerzo debe ser constante y perseverante. Mediante la lucha persistente es como se obtiene la victoria sobre las tentaciones de Satanás. La integridad cristiana se logra buscándola con avidez y con irresistible energía, y se la mantiene en virtud de una definida resolución de propósitos...

El cristianismo tiene un tema que debe ser enseñado, una ciencia mucho más profunda, amplia y alta que todas las disciplinas humanas y más elevada que el cielo.  Dadas nuestras inclinaciones, si deseamos servir a Dios, primero la mente debe ser educada, adiestrada y disciplinada. 

 Hay tendencias al mal que tenemos que superar.  Algunas han sido heredadas y otras cultivadas.  Con frecuencia, hay que descartar la capacitación y la educación de toda una vida si uno desea aprender en la escuela de Cristo. El corazón debe ser educado para que esté firme en Dios.  Hay que cultivar hábitos de pensamiento que capaciten para resistir la tentación.  Tenemos que aprender a mirar hacia arriba.  Los principios de la Palabra de Dios -tan elevados como los cielos, y que abarcan la eternidad-, deben entenderse e incorporarse a nuestra vida.  Cada hecho, cada palabra y cada pensamiento tiene que estar en armonía con ellos.

Los preciosos dones del Espíritu Santo no se desarrollan en un momento. El valor, la fortaleza, la mansedumbre, la fe y la confianza inconmovible en el poder de Dios para salvar, se adquieren por la experiencia de los años. En virtud a una vida de esfuerzos santos y de una firme adhesión a los principios rectos, es como los hijos de Dios sellarán su destino. No tenemos tiempo que perder. No sabemos cuán pronto finalizará el tiempo de gracia. La eternidad se extiende delante de nosotros. 
El telón está a punto de levantarse.  Cristo pronto volverá. Los ángeles de Dios están tratando de sustraernos de nosotros mismos y de las cosas terrenales.  No permitamos que trabajen en vano. Testimonies, t. 8, pp. 313, 314. 71 RP EGW

28. CRECIMIENTO CONTINUO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

 
 
Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, 
que va en aumento hasta que el día es perfecto. (Proverbios 4: 18).
A un costo infinito se hizo provisión para que podamos alcanzar la perfección del carácter cristiano. Los que han tenido el privilegio de escuchar la verdad, y, gracias al Espíritu Santo recibieron la impresión de aceptar las Escrituras como la voz de Dios, no tienen excusas por ser pigmeos en la vida religiosa. Mediante el ejercicio de las facultades que Dios nos ha dado, diariamente debemos aprender a recibir, sin interrupción, el poder y el fervor espirituales provistos para los verdaderos creyentes.  Si deseamos ser plantas crecidas en el huerto del Señor, en verdad necesitamos tener una constante provisión de vida espiritual.  Entonces, el desarrollo se producirá en la fe y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.  
 
No existen términos medios para desentendernos de nuestra responsabilidad.  Con el fin de desarrollar un carácter religioso sólido, debemos mantener nuestro avance rumbo al cielo. La medida que recibamos del Espíritu Santo estará en proporción a la dimensión de nuestros deseos, a la fe ejercida por ellos, y al uso que hagamos de la luz y del conocimiento que se nos dio. El Espíritu Santo será impartido de acuerdo con la capacidad que cada uno desarrolle para recibirlo, y para darlo a conocer a otros.  
 
Cristo dijo: "Todo aquel que pide, recibe; y el que busca halla" (Luc. 11: 10). El que realmente busca la preciosa gracia de Cristo, estará seguro de no ser defraudado. La promesa la hizo Uno que no nos decepcionará.  No es una teoría o una máxima religiosa, sino un hecho, como lo es la ley del gobierno divino. Podemos estar seguros de recibir el Espíritu Santo, si individualmente tratamos de experimentarlo al someter a prueba la Palabra de Dios. El es verdad; su orden es perfecto.  
"El que busca, halla; y al que llama, se le abrirá" (Luc. 11: 10).  La luz y la verdad brillarán de acuerdo con nuestro deseo interior. ¡Oh, que todos seamos hambrientos y sedientos de su justicia, y que podamos ser saciados!  
Review and Herald, 5 de mayo de 1896. RP EGW  70
 

27. SANTIFICADOS, MAS NO SIN PECADO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.


Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. (1 Corintios 1: 30, 31).
Necesitamos establecer la diferencia entre la santificación falsa y la genuina.  La santificación no es meramente profesar y enseñar la Palabra de Dios, sino vivir conforme a su voluntad.  Los que creen estar sin pecado, y hacen alarde de su santificación, desconocen el peligro en que se encuentran por confiar en sí mismos.  Se apoyan en la suposición de que habiendo experimentado una vez el divino poder de la santificación, están libres del riesgo de caer.  Creyendo ser ricos, y pensando que no necesitan nada, ignoran que son miserables, pobres, ciegos y desnudos.

Sin embargo, los que verdaderamente han sido santificados, tienen un concepto muy claro acerca de su debilidad.  Conscientes de su necesidad, acuden a la fuente de gracia y fortaleza que está en Cristo, el único en quien reside toda la plenitud y puede satisfacer sus necesidades.  Al ser conscientes de sus imperfecciones, buscan la manera de llegar a ser más semejantes a Jesús y de vivir en mayor armonía con los principios de su santa ley.  La permanente sensación de incapacidad los conduce a depender enteramente de Dios, quien les permite ejemplificar la obra del Espíritu.  Los tesoros del cielo están disponibles para atender las necesidades de todos los que interiormente sienten hambre y sed.  Los que experimentan esto tienen la certeza de que un día contemplarán las glorias de ese reino que la imaginación apenas ahora puede concebir.

Los que ya sintieron el poder santificador de Dios no deben caer en el peligroso error de pensar que están libres del pecado, que ya alcanzaron los niveles más elevados de la perfección, y que, por lo tanto, están fuera del alcance de la tentación.  La norma de todo creyente debería ser mantener un carácter puro y bondadoso como el de Cristo.  Día tras día podrá añadir nuevas bellezas, y reflejar al mundo más y cada vez más la imagen divina.
 Bible Echo, 21 de febrero de 1898. RP EGW 69

martes, 16 de julio de 2019

26. LIBRE DE LA MALDIClÓN DEL PECADO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.


Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, 
tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna (Romanos 6: 22).
El Señor quiere que los suyos sean sanos en la fe: que no ignoren la gran salvación que les es ofrecida tan abundantemente. No han de mirar hacia adelante pensando que en algún tiempo futuro se hará una gran obra en favor suyo, pues es ahora cuando se la completa.  El creyente no es exhortado a que haga paz con Dios. Nunca lo ha hecho ni jamás podrá hacerlo.  Ha de aceptar a Cristo como su paz, pues con Cristo están Dios y la paz. Cristo dio fin al pecado llevando su pesada maldición en su propio cuerpo en el madero, y ha quitado la maldición de todos lo que creen en él como un Salvador personal.  Pone fin al poder dominante del pecado en el corazón, y la vida y el carácter del creyente testifican de la naturaleza genuina de la gracia de Cristo.

A los que le piden, Jesús les imparte el Espíritu Santo, pues es necesario que cada creyente sea liberado de la corrupción, así como de la maldición y condenación de la ley.  Mediante la obra del Espíritu Santo, la santificación de la verdad, el creyente llega a ser idóneo para los atrios del cielo, pues Cristo actúa dentro de él y la justicia de Cristo está sobre él.  Sin esto, ningún alma tendrá derecho al cielo.  No disfrutaríamos del cielo a menos que estuviésemos calificados para su santa atmósfera por la influencia del Espíritu y la justicia de Cristo.

A fin de ser candidatos para el cielo, debemos hacer frente a los requerimientos de la ley: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo" (Luc. 10: 27).  Sólo podremos hacer esto al aferrarnos por fe de la justicia de Cristo.  Contemplando a Jesús recibimos en el corazón un principio viviente y que se expande; el Espíritu Santo lleva a cabo la obra y el creyente progresa de gracia en gracia, de fortaleza en fortaleza, de carácter en carácter.  Se amolda a la imagen de Cristo hasta que en crecimiento espiritual alcanza la medida de la estatura plena de Cristo Jesús.  Así Cristo pone fin a la maldición del pecado y libera al alma creyente de su acción y afecto. Mensajes selectos, t. 1, pp. 462, 463. RP EGW

jueves, 3 de enero de 2019

25. COOPERAR CON EL ESPÍRITU. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. (Filipenses 2: 12).

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5: 17). Nada, a no ser el poder divino, puede regenerar el corazón humano e infundir al creyente el amor de Cristo a fin de que lo manifieste a otros por los cuales él también murió. El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Cuando Dios convierte a una persona le da nuevas inclinaciones por las cosas morales, y nuevas y poderosas motivaciones para que pueda apreciar lo mismo que Dios ama. Su vida queda asegurada por la dorada cadena de las inmutables promesas de Cristo. El amor, el regocijo, la paz y una gratitud inexpresable llenarán el ser entero; la expresión del que recibe estas bendiciones será: "Tu benignidad me ha engrandecido" (Sal. 18: 35).

Sin embargo, los que sin esfuerzo alguno de su parte esperan ver un cambio mágico en su carácter, sufrirán un chasco. Los que acuden a Cristo, mientras lo contemplen, no tienen razones para temer, ni tampoco motivos para poner en duda su capacidad de salvar hasta lo sumo. Constantemente deberíamos desconfiar de nuestra vieja naturaleza, que puede reconquistar la supremacía, si el enemigo logra hacernos caer en alguna trampa inventada para que volvamos a ser cautivos suyos. Debemos obrar nuestra propia salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en nosotros produce así el querer como el hacer por su buena voluntad. Con nuestro poder limitado tenemos que llegar a ser tan santos en nuestra esfera como Dios lo es en la suya.

Según nuestras capacidades, debemos dar a conocer la verdad, el amor y la excelencia del carácter divino. Así como la cera recibe la impresión del sello, el creyente debe registrar la impronta del Espíritu de Dios para retener la imagen de Cristo. Diariamente debemos crecer en amor espiritual. En nuestros esfuerzos por copiar el Modelo divino podremos tener fracasos frecuentes, y quizá muchas veces tengamos que inclinarnos para llorar a los pies de Cristo a causa de nuestros negligencias y errores. Pero no debemos desanimarnos; necesitamos orar con mayor fervor, creer más, y volver a probar en forma más resuelta con el propósito de poder crecer a la semejanza de nuestro Señor.- Signs of the Times, 26 de diciembre de 1892. 67

24. HECHOS A SU IMAGEN. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2 Corintios 3: 18).

En su glorificada humanidad Jesús ascendió al cielo para interceder en favor de los agobiados por el pecado y por los que padecen luchas interiores. "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia" (Heb. 4: 15, 16).

Continuamente deberíamos estar mirando a Jesús, el Autor y el Consumador de la fe. Al contemplarlo seremos transformados a su imagen, y nuestro carácter llegará a ser semejante al suyo. Deberíamos regocijarnos de que el juicio haya sido dado al Hijo, quien, gracias a su humanidad, pudo familiarizarse con todas las dificultades que acosan al ser humano.  

En la medida que aprendamos en la escuela de Cristo, y al ir asimilando su espíritu y su mente, seremos santificados y llegaremos a ser partícipes de la naturaleza divina. "Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Cor. 3:18). Es imposible que uno cambie como resultado de sus propias facultades y esfuerzo. Sólo por el Consolador. el Espíritu Santo, que Jesús prometió enviar al mundo, puede producirse la transformación del carácter a la imagen de Cristo; y al lograrse este cambio, como en un espejo reflejaremos la gloria del Señor.

La persona que observa el carácter del que contempla a Jesús ve la misma semejanza como si estuviera viéndolo a él en un espejo. ímperceptiblemente para nosotros, nuestra manera de ser y actuar diariamente es transformada a la imagen del amoroso carácter de Cristo. De este modo es como crecemos en Jesús e inconscientemente reflejamos su carácter. Los cristianos profesos se mantienen muy cerca de los niveles más bajos de la tierra. Sus ojos están acostumbrados a mirar sólo cosas comunes, y sus mentes a reflexionar en lo que los ojos se habitúan a contemplar. 

Generalmente su experiencia religiosa es superficial e insatisfactoria, y sus palabras son livianas y sin valor. ¿Cómo pueden en esas condiciones reflejar la imagen de Cristo? ¿Cómo podrán difundir los brillantes rayos del Sol de Justicia en los lugares oscuros de la tierra? Ser cristiano es ser semejante a Cristo. Review and Herald, 28 de abril de 1891. 66