Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Corintios 12:10).
Hay muchos que centran la atención en sus pruebas y dificultades. Pero si se olvidaran de sí mismos para interesarse por las necesidades que padecen los otros, no tendrían tiempo para magnificar sus propias aflicciones. Servir al Señor en forma sincera es una receta para los achaques de la mente. La mano ayudadora que sostuvo las cargas que Cristo tuvo que llevar, aminorará nuestros pesares al punto de que ni desearemos mencionarlos.
La obra
verdadera y honesta ejercerá una influencia saludable sobre la mente, y de ésta
sobre los músculos. Lo que mata es la constante elaboración de preocupaciones. Debemos
estar contentos de realizar el esfuerzo que demanda la ejecución de las tareas
de cada día; las grandes presiones que imponen los quehaceres del mañana hay
que dejarlas para cuando llegue el momento de ocuparse del asunto.
Ahora se nos pide que recibamos la enseñanza necesaria para realizar la obra que Dios nos ha asignado, y para que ella no nos aplaste. Los más humildes pueden tener una parte en esta tarea y en la recompensa que recibiremos en ocasión de la coronación, cuando Cristo, el Abogado y Redentor, asuma como el Rey de los redimidos.
Ahora debemos consagrarnos a Dios con todas
nuestras fuerzas. Para presentar la verdad para este tiempo no se necesitan
hombres más poderosos, más talentosos y más instruidos, sino que conozcan a
Dios y a Jesucristo, a quien él envió.
La piedad personal calificará a cualquier obrero para
que el Espíritu Santo tome posesión de él, la verdad para este tiempo llegue a
ser un poder, y los pensamientos y todas sus actividades se desenvuelven según
las orientaciones de Cristo. En ese creyente habita Jesús; la persona más
humilde que está unida a él es un poder cuya obra permanecerá. Que el Señor nos
ayude a comprender su divina voluntad, y a realizarla de corazón y en forma
resuelta. Entonces habrá gozo en el
Señor.- The Home Missionary, 1º de noviembre de 1897. 185
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFxOYUu9YwK_dxSVa2U9EmVk
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