Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría,
ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas
alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que soy
Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas
cosas quiero, dice Jehová. (Jeremías 9: 23, 24).
El Señor obra a su manera para no dar lugar ni al
ensalzamiento ni al orgullo del hombre que tiene la tendencia a atribuirse la
gloria de sus logros. Dios anhela que entendamos que todos los talentos y dones
le pertenecen. El Señor obra por medio de quien él quiere. Toma a los que serán
sus mensajeros y no los consulta acerca de sus preferencias respecto a la clase
de persona y al modo en que les gustaría recibir el mensaje de Dios.
Se valdrá de los que están dispuestos a ser usados por
él. Quiere utilizar a hombres inteligentes, siempre que se dejen moldear y
preparar; y que adapten el testimonio de acuerdo a sus órdenes. Los hombres
encumbrados o inferiores, educados o ignorantes, harían mejor en permitir que
el Señor conduzca el arca de su vida. La obra del ser humano consiste en
obedecer la voz de Dios.
Cualquiera que esté relacionado con la causa de Dios,
permanentemente debe estar bajo la disciplina de Señor. "Así dijo Jehová:
No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente,
ni el rico se alabe en sus riquezas. Más alábese en esto el que se hubiere de
alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia,
juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová"
(Jer. 9: 23, 24).
Hay mucha gente que perece por falta del pan de la
vida, y que está sedienta del agua de la salvación. ¡Ay de aquel que, por lo
que dice o escribe, aparta a otro para llevarlo por un camino equivocado! El
Espíritu de Dios insta al hombre, y le presenta su obligación moral de amarlo y
de servirle con todo su corazón, poder, fuerza y mente, y a querer a su prójimo
como a sí mismo. El Espíritu Santo actúa sobre el yo para que sea consciente
del poder de Dios, a fin de despertar cada facultad espiritual para una acción
concertada.- Review and Herald, 12 de mayo de 1896.
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFxOYUu9YwK_dxSVa2U9EmVk
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