Pues mirad, hermanos, vuestra
vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni
muchos nobles. (1 Corintios 1: 26).
No todos pueden desempeñar la
misma tarea, pero cada uno que se consagra a la influencia del Espíritu Santo
podrá estar bajo la dirección de Cristo, pues Dios hizo provisión abundante
para los hombres y las mujeres consagrados. La obra será realizada por diversos
medios e instrumentos. Los instrumentos
a los cuales Dios recurrirá para la obra de salvar a los perdidos no serán
únicamente los más talentosos, ni los que se encuentran en posiciones de mayor
confianza, o los más educados; utilizará a muchos de los menos aventajados.
Gracias al Señor aceptarán la verdad los que tienen propiedades y tierras,
cuyos bienes serán como la mano ayudadora de Dios para el progreso de su
obra. Los talentos más brillantes no
siempre son los que realizan las mayores obras para el Señor. El puede utilizar a cualquiera que se consagre
completamente a su servicio.
Cuando nos aferremos del Espíritu
del mensaje que conduce a la gente a escoger entre la vida y la muerte, veremos
realizada una obra que por ahora ni soñamos. Si permitimos que el espíritu
misionero se apodere de los hombres y las mujeres, de los jóvenes y los
ancianos, habrá muchos yendo de un lugar a otro instando a los sinceros de
corazón a entrar al redil.
Los que trabajan en favor de los demás deben comprometerse a obrar con Cristo, a obedecer sus consejos y a seguir sus orientaciones. Cada día tienen que pedirlo para recibir el poder de lo alto. Deben cultivar un constante sentido del amor de Dios, de su capacidad, protección y ternura. Cuando miren a Cristo como pastor y anciano de los creyentes, entonces podrán contar con la simpatía y el apoyo de los ángeles celestiales.
Jesús será para ellos su alegría y corona de
regocijo. Sus corazones estarán
dirigidos por el Espíritu Santo.
Avanzarán con el sello celestial, y en sus esfuerzos serán acompañados
por un poder proporcional a la importancia del mensaje que proclaman.- Review
and Herald, 27 de octubre de 1910.
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzYiJ_3Qer1djKIxMXbo7sk
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