Por este niño oraba, y Jehová me
dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que
viva, será de Jehová. (1Samuel 1:27, 28).
Las madres cristianas deberían
saber que son obreras juntamente con Dios en la obra de enseñar y disciplinar a
sus hijos, y en la misión de capacitarlos para que reflejen el carácter de
Cristo. En este ministerio cuentan con
la cooperación de los ángeles celestiales.
Lamentablemente, esta tarea es tristemente descuidada y, de este modo,
despojan a Cristo de su herencia: los miembros menores de la familia. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo habita
en el creyente, la humanidad puede colaborar con la divinidad.
Las lecciones que Cristo nos
imparte al recibir a los niños deberían dejar una impresión muy profunda en
nuestras mentes. Sus palabras estimulan
a los padres a traer a sus hijos al Maestro.
Podrán ser díscolos y poseer pasiones semejantes al resto de los
mortales; sin embargo, esto no debería ser un impedimento para traerlos a
Cristo. Él bendice a los niños que tienen las mismas luchas que él tuvo.
Muchas veces nos equivocamos al
instruir a los niños. Los padres, en
lugar de afanarse por su salvación, con frecuencia son indulgentes con el
egoísmo y otras características desmoralizadoras, y al dejar que la corriente
los lleve, los hijos crecen con temperamentos perversos y caracteres
desprovisto de amor. Los progenitores no
aceptan la responsabilidad que el Señor les ha confiado para educar y capacitar
a sus retoños para la gloria de Dios. El
proceder de sus hijos los lleva a tal nivel de insatisfacción y desánimo que se
descorazonan al comprobar que las faltas de ellos son el resultado de su propia
negligencia.
Si los padres hubieran sentido
que nunca fueron liberados de la responsabilidad de educar y disciplinar a sus
hijos para Dios, y si hubiesen hecho su obra con fe, cooperando con él, y
hubieran actuado y orado en forma sincera, habrían tenido éxito en conducir a
sus hijos al Salvador. Que antes del
nacimiento de sus vástagos los padres y las madres se consagren por entero
-espíritu, alma y cuerpo- a Dios.- Signs of the Times, 9 de abril de 1896. 140
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzYiJ_3Qer1djKIxMXbo7sk
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