Y estas palabras que yo te mando
hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te
levantes. (Deuteronomio 6: 6, 7).
Padres y madres, ¡cómo me
gustaría encontrar las palabras apropiadas para describir la gran
responsabilidad que pesa sobre ustedes!
Por su carácter dan a conocer a sus hijos que los están educando para
servir a Dios o al yo. Mediante las
plegarias más sinceras soliciten al cielo la ayuda del Espíritu Santo para que
sus corazones sean santificados, su conducta honre a Dios y puedan ganar a sus
hijos para Cristo. Debería impresionar a
los padres con un sentido de la solemnidad y santidad acerca del ministerio que
se les ha confiado, para que sean conscientes de que por sus palabras y
acciones descuidadas pueden conducir a sus hijos por mal camino.
Los padres necesitan la
protección de Dios y de su Palabra. Si
no prestan atención a los consejos de las Sagradas Escrituras, y si no buscan
en ella la orientación para vivir, los hijos crecerán desprovistos de la ayuda
que necesitan, y, en consecuencia, se descaminarán por la senda de la
incredulidad y la desobediencia. Cristo experimentó el trabajo arduo y el
renunciamiento propio, y después murió una muerte de ignominia para darnos
ejemplo acerca del espíritu que debe inspirar y guiar a sus seguidores. En la medida en que los padres traten de
vivir en el seno del hogar una vida semejante a la de Jesús, las influencias
celestiales se extenderán al resto de la familia.
Cada hogar cristiano, mañana y
tarde debería honrar la hora del sacrificio de la alabanza y la oración. Durante el culto matutino y vespertino las
oraciones fervientes deberían ascender a Dios pidiendo su bendición y
orientación. ¿Será que el Dios del cielo pasará por esas familias sin dejarles
su bendición? Por cierto que no. Los ángeles escuchan las plegarias expresadas
con fe y llevan las peticiones a Jesús, que está ministrando en el santuario
celestial para abogar en nuestro favor.
La oración sincera se apodera de la omnipotencia que nos concede la
victoria. Sobre las rodillas el
cristiano obtiene la fortaleza para resistir la tentación.- Review and Herald,
1° de febrero de 1912. 141
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzYiJ_3Qer1djKIxMXbo7sk
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