Saludad a Priscila y a
Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí; a los
cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.
(Romanos 16:3,4).
Pablo dio un ejemplo contra el sentimiento, que estaba entonces adquiriendo influencia en la iglesia, de que el evangelio podía ser predicado con éxito solamente por quienes estaban enteramente libres de la necesidad de hacer trabajo físico. Ilustró de una manera práctica lo que pueden hacer los laicos consagrados en muchos lugares donde la gente no está enterada de las verdades del evangelio. Su costumbre inspiró en muchos humildes trabajadores el deseo de hacer lo que podían para el adelanto de la causa de Dios, mientras se sostenían al mismo tiempo con sus labores cotidianas.
Aquila y Priscila no fueron llamados a
dedicar todo su tiempo al ministerio del evangelio; sin embargo, estos humildes
obreros fueron usados por Dios para enseñar más perfectamente a Apolos el camino
de la verdad. El Señor emplea diversos instrumentos para el cumplimiento de su
propósito; mientras escoge a algunos con talentos especiales para dedicar todas
sus energías a la obra de enseñar y predicar el evangelio, muchos otros, que
nunca fueron ordenados mediante la imposición de manos humanas, son llamados a
realizar una parte importante en la salvación de las almas.
Hay un gran campo
abierto ante los obreros evangélicos de sostén propio. Muchos pueden adquirir
una valiosa experiencia en el ministerio mientras trabajan parte de su tiempo
en algún tipo de labor manual; y por este medio pueden desarrollarse poderosos
obreros para un servicio muy importante en campos necesitados.
El abnegado siervo de
Dios que trabaja incansablemente en la difusión de la palabra y la doctrina,
lleva en su corazón una pesada carga. No mide su trabajo por horas. Su salario
no influye en su labor, ni abandona su deber por causa de las condiciones
desfavorables. Recibió del cielo su comisión, y del cielo espera su recompensa
cuando haya terminado la obra que se le ha confiado.- Los hechos de los
apóstoles, pp. 286, 287. 284
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzZ_A1Yl5Cue5fxawAPGjut
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