Entonces el rey
engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo
gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios
de Babilonia. (Daniel 2:48).
Confesar a Cristo
significa más que dar un testimonio en una reunión. Daniel es un ejemplo a los
creyentes de lo que significa confesar al Señor. Ocupaba un cargo de
responsabilidad como primer ministro del reino de Babilonia, y había entre los
grandes de la corte quienes lo envidiaban y buscaban encontrar algo contra él
para acusarlo ante el rey. Pero él era un fiel estadista, y no podían hallar
ninguna falla en su carácter o en su vida.
"Entonces dijeron
aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para
acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios"
(Dan. 6:5). Así que convinieron en pedir al rey que decretara que ninguno debía
pedir nada a ningún dios u hombre durante treinta días, salvo al rey; y que si
alguno desobedeciera este decreto, debía ser echado al foso de los leones.
Pero, ¿cesó Daniel de orar
por causa de este decreto? No, ese era precisamente el momento en que más debía
orar. "Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su
casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se
arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como
lo solía hacer antes" (Dan. 6:10). Daniel no procuró esconder su lealtad a
Dios. No oró en su corazón, sino que con su voz y en un tono alto, con sus
ventanas abiertas hacia Jerusalén, ofreció sus peticiones al Señor.
Tenemos la seguridad de
que si nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, cuando seamos probados
por causa de nuestra fe, Jesús estará con nosotros. Si somos llevados ante
gobernantes y dignatarios para responder por nuestra fe, el Espíritu del Señor
iluminará nuestra mente y podremos ser capaces de dar testimonio para gloria de
Dios. Y si tenemos que sufrir por causa de Cristo, podremos ir a la prisión
confiando en él como un niñito confía en sus padres. Ahora es el momento de
cultivar fe en Dios.- Review and Herald, 3 de mayo de 1892. 272
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzZ_A1Yl5Cue5fxawAPGjut
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