Y ciertamente, aun
estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por
basura, para ganar a Cristo (Filipenses 3:8).
Mediante Cristo, el
poder moral se pone al alcance del hombre cambiando todos sus afectos, y
permitiéndole trabajar con toda voluntad por la causa de Dios. Mientras que
anteriormente todo el poder de la mente y el cuerpo estaban concentrados en
realizar las obras del mal, ahora se produce una revolución por efecto del
Espíritu de Dios. Ilumina, renueva y santifica la mente. Los ángeles contemplan
con asombro inexpresable los resultados de la actuación del Espíritu Santo en
el hombre.
Gracias a la revelación
del atrayente amor de Cristo, y en virtud del conocimiento de su amor expresado
mientras aún éramos pecadores, el terco corazón es ablandado y subyugado; el
pecador se transforma y llega a ser un hijo de Dios. El amor es el instrumento que Dios utiliza
para expulsar el pecado del alma humana. Mediante él cambia el orgullo en
humildad, la enemistad e incredulidad en amor y fe. No emplea medidas
apremiantes. Jesús se revela al creyente, y si éste mira con fe al Cordero de
Dios, vivirá...
Cristo se presenta a los
hombres para que puedan captar su temperamento, su perfección. Así como el
modelo es completo y perfecto en cada parte, del mismo modo el hombre, a medida
que se transforma a la imagen de Cristo, se hace completo en él; porque
separados de Jesús nunca puede haber justicia en el corazón humano.
Cuando el Espíritu
descendió desde lo alto, la iglesia fue inundada con luz, pero Cristo era la
luz; la iglesia fue llena de gozo, pero Cristo era el tema de ese gozo. En
estos días, cuando el Espíritu sea derramado sobre la gente, el nombre de
Cristo estará en cada lengua y su amor llenará cada corazón. Cuando el corazón
abrace a Cristo, abrazará a Dios, porque toda la plenitud de Dios habita en
Cristo. Cuando los rayos de la justicia de Cristo brillen en el creyente, el
gozo, la adoración y la gloria se entretejerán con su experiencia.- Signs of
the Times, 9 de junio de 1890. 335
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFwjWa2SHI3SNHhSGZU_y_aG
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