Y los que creían en el
Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que
sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al
pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. (Hechos 5:14,15).
Las últimas palabras de
Cristo [a sus discípulos] fueron: "Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura" (Mar. 16:15). Y extendiendo sus manos sobre
ellos en actitud de bendición, ascendió al cielo rodeado por las huestes de
ángeles celestiales que habían venido a escoltarlo en su camino hacia los
portales de Dios. Esta misión convirtió a sus discípulos en agentes mediante
los cuales el evangelio de las buenas nuevas había de llegar a todas las
naciones. Esta fue la última voluntad y testamento de Cristo a sus seguidores
que caminaron con él durante los años de su ministerio terrenal, y a los que
creerían en él por medio de la palabra de ellos. Su primera obra en el cielo
estuvo en armonía con el último encargo que hizo sobre la tierra. Les envió la
promesa del Padre. El día del Pentecostés el Espíritu Santo fue derramado sobre
los discípulos en oración, y ellos testificaron acerca de su origen
adondequiera que iban.
El espíritu misionero
fue derramado en provisión ilimitada, y los discípulos testificaron de un
Salvador crucificado y resucitado, y convencieron al mundo de pecado, de justicia
y del juicio venidero. Hicieron exactamente lo que el Señor levantado de la
tumba les había indicado, y comenzaron a publicar el evangelio en Jerusalén, en
el mismo lugar donde existían los prejuicios más profundos, y donde prevalecían
las ideas más confusas con respecto al que había sido clavado en la cruz como
un malhechor. Tres mil personas recibieron el mensaje y se convirtieron. No
fueron intimidados por la persecución, la cárcel y la muerte; más bien
continuaron hablando con todo denuedo las palabras de verdad, presentando a los
judíos la obra, la misión y el ministerio de Cristo, su crucifixión,
resurrección y ascensión; y cada día se añadían creyentes -hombres y mujeres-
en el Señor.- Review and Herald, 6 de noviembre de 1894. 318
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFwjWa2SHI3SNHhSGZU_y_aG
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