El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la
segunda muerte. (Apocalipsis 2:11).
Después de esta
promesa, cargada de importancia para los hijos de Dios, se repiten nuevamente
las palabras: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias". Para bien de nuestros intereses eternos deberíamos conocer y
comprender lo que el Espíritu dice a las iglesias e investigar cuidadosamente
para obtener luz y conocimiento. De esa manera no seríamos ignorantes respecto
de lo que Dios ha ordenado y prometido en su preciosa Palabra. A nuestro alrededor
hay gente que podemos ayudar a salvar o perder, y con el mayor fervor
deberíamos preguntarnos: "¿Qué haré para obtener la vida eterna y ayudar a
otros a obtenerla?" En el mejor de los casos la vida es corta, y es
necesario que vivamos esta corta vida en armonía con la ley de Dios, que es la
ley del universo. Debemos tener oídos para oír y corazones para comprender lo
que el Espíritu dice a las iglesias.
Los ángeles de Dios no alcanzan un conocimiento más elevado que el saber la voluntad de Dios, y su mayor deleite es cumplir la perfecta voluntad del Padre celestial.
El hombre caído tiene el privilegio de llegar a ser inteligente, conocedor, respecto de la voluntad de Dios.
Mientras todavía se nos dé un tiempo de prueba, deberíamos
disponer nuestras facultades para el uso más elevado, y hacer de nuestra parte
todo lo que sea posible para alcanzar esa elevada norma de inteligencia y
sentir nuestra dependencia de Dios porque, sin su gracia, nuestros esfuerzos no
pueden producir beneficios duraderos. Mediante la gracia de Cristo somos
vencedores. Por los méritos de su sangre hemos de formar parte del grupo de
aquellos cuyos nombres no serán borrados del libro de la vida.
Los que finalmente
resulten vencedores tendrán una vida que correrá paralela con la vida de Dios,
y llevarán la corona del vencedor. Puesto que nos espera una tan grande y
eterna recompensa, deberíamos correr la carrera con paciencia, mirando a Jesús,
el autor y consumador de nuestra fe.- Signs of the Times, 15 de junio de 1891.
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AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFxYxSediZEkmM9O7h0NazSc
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