Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y
preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. (Jeremías 6: 16).
Después de rogar al Señor que le muestre su voluntad,
le proporcione sabiduría celestial y la iluminación de su Santo Espíritu, al
investigar las Escrituras el peticionante encontrará que los textos que antes
habían sido oscuros, de pronto los entiende con claridad. Como nunca antes esto
le ayudará a comprender, sus responsabilidades. Jesús dijo: "Mi doctrina
no es mía, sino de aquel que me envío. El que quiera hacer la voluntad de Dios,
conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta"
(Juan 7: 16, 17).
El conocimiento de la verdad divina se promete a
quienes desean obedecer a la luz y a la verdad confiadas. La entrada por la
puerta estrecha no depende de la posesión de conocimientos o de nuestras
riquezas, sino que depende de la posesión de un espíritu dispuesto a ser
enseñado. El que aprecia y se apropia de cada rayo de luz que recibe para andar
en él, poniendo sus acciones en armonía con ese destello y santificándose por
su intermedio, recibirá más iluminación. También podrá entender en qué consiste
el plan de la salvación...
El que tiene un corazón obediente, y está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, no solamente recibirá la verdad con alegría sino que buscará con fervor los tesoros escondidos que hay en ella. Abrirá las Escrituras con humildad, y con un espíritu dispuesto a aprender y a comprender cómo andar en la luz.
Por eso preguntará: "Señor, ¿qué quieres que yo haga? (Hech. 9: 6). Con el propósito de poner su vida en armonía con la voluntad de Dios manifestará disposición a sacrificar cualquier cosa; todo, si le fuera solicitado. No siempre resulta fácil obedecer la voluntad divina. Exige firmeza de propósitos para poder entrar por la puerta estrecha que se abre a un sendero angosto que conduce a la vida eterna, porque por todas partes el creyente encuentra insinuaciones para desviarlo por caminos prohibidos.
Los que sienten amor por las riquezas y desean el honor que generan las posiciones destacadas, no entrarán por el sendero estrecho, a menos que se desprendan de sus ídolos. No es posible transitar por la senda estrecha llevando consigo las cosas de este mundo.
El que desea entrar por la puerta estrecha debe
consagrar a Dios todo lo que es y lo que tiene.
Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mat. 16: 24).- Review and Herald, 28 de
marzo de 1912. 113
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFw6vQ5YVlIonyXAPELBB7Zt
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