¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene
salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene
interpretación. Hágase todo para
edificación. (1 Corintios 14: 26).
Hay una gran obra que hacer en nuestro mundo. Hombres y mujeres deben ser convertidos, pero
no por el don de lenguas ni por la realización de milagros, sino por la
predicación de Cristo crucificado. ¿Por qué postergar el esfuerzo de hacer un
mundo mejor? ¿Por qué esperar que se produzca alguna maravilla o se provea
algún instrumento costoso? No importa
cuán humilde sea su esfera y cuán modesto su trabajo, si obra en armonía con
las enseñanzas del Salvador, Jesús se revelará por su intermedio y su
influencia atraerá a las personas hacia él. Si buscan servir fervientemente al Señor, él honrará a los mansos y
humildes. En todo lo que hagamos, sea en
el taller, en la granja o en la oficina, actuemos como para convertir a las
personas.
Sembremos junto a todas las aguas, manteniendo el amor
de Dios en nosotros, trabajando mientras es de día, y usando todos los medios
que se nos confiaron para el servicio del Maestro. Todo lo que nuestras manos encuentren para
hacer, debemos realizarlo con alegría; todo sacrificio que se nos pida, tenemos
que hacerlo alegremente. Al sembrar
junto a todas las aguas, percibamos la verdad de las palabras: "El que siembra
generosamente, generosamente también segará" (2 Cor. 9:6).
Debemos todo a la gracia, al don soberano de
Dios. La gracia conquistó nuestra
redención, nuestra regeneración y nuestra adopción como herederos con
Jesucristo. Que esta gracia sea revelada
a otros.
El Salvador toma a quienes descubre que son moldeables y los usa para gloria de su nombre. Emplea el material que otros pasarían por alto, y obra en todos los que se entregan a él. Se deleita en tomar elementos aparentemente sin posibilidades -a quienes Satanás ha degradado y por medio de quienes ha trabajado-, y los convierte en objetos de su gracia.
Se regocija en librarlos del sufrimiento y de la ira que está a punto de caer sobre los desobedientes. Convierte a sus hijos en sus agentes para la realización de esta obra; y en el éxito que alcanzan, aún en esta vida, ellos encuentran una preciosa recompensa.
Review and Herald, 5 de enero de 1905. 209
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFxTJtmQ8X5_wYad_Ob2DbUh
No hay comentarios:
Publicar un comentario